Guía de 5 pasos para definir cómo y cuánto cobrar por tu trabajo freelance
- Laura López Fernández, freelancer y especialista en estrategias de negocio para diseñadores y creativos, nos da algunos consejos sobre qué hacer y qué no hacer al poner precio al talento.
La primera encrucijada con la que se encuentran muchos freelancers y profesionales que han decidido emprender u ofrecer sus servicios de manera independiente, es no saber cuánto cobrar por sus servicios y, desafortunadamente, muchas veces cometen el error de infravalorar su propio trabajo para después encontrarse sin ganancias.
Laura López Fernández, profesora de Crehana —la comunidad de aprendizaje en línea de mayor crecimiento en Latinoamérica—, empezó como freelancer y ahora es una especialista en estrategias de negocio para diseñadores y creativos. Si no sabes cuánto o cómo cobrar por tu trabajo, Laura nos da algunos consejos sobre qué hacer y qué no hacer al poner precio a tu talento.
Calcula el costo de tu servicio. Para poder establecer una tarifa objetiva por tus servicios lo primero es calcular el costo de ellos. Analiza tu situación y haz una estimación de los gastos que implica tu negocio o servicio, pero también de tus gastos personales, con base en estos podrás establecer una tarifa mínima de la que nunca deberás bajar.
En internet ya hay toda una serie de instrumentos y calculadoras que te ayudarán a determinar cuál es el costo de tu servicio o tu tarifa mínima por hora; Laura nos comparte su propia plataforma Calculadora freelance, la cual es gratuita y te permite realizar un ejercicio en tiempo real.
¿Cuánto cobrar y cómo? Ya tienes la tarifa mínima por hora, pero esto no es lo que vas a cobrar, se trata de obtener un margen de ganancia, por ello, tus precios no pueden depender únicamente de tu tiempo y de los costos. En ningún negocio es igual el costo al precio de venta.
Para fijar tarifas no existe una fórmula mágica y depende de muchos factores, pero puedes partir de la tarifa mínima para establecer precios de acuerdo con tu experiencia, preparación, etc. Algunas de las formas más comunes en que se calcula son:
- Por horas: aunque sea la manera más fácil y la más popular de calcularlo —costo x horas trabajadas— no siempre es la más adecuada, pues basas tu valor únicamente en el tiempo de producción; con esta fórmula penalizas tu eficiencia, mientras más rápido hagas tu trabajo menos ganarás. Además, es probable que los clientes busquen reducir las horas esperando el mismo resultado, por el contrario, un proyecto urgente debería ser más caro.
La excepción a la regla sería en el caso de un trabajo sencillo y más bien operativo; o cuando se trata de un proyecto a largo plazo, en ese caso es mejor cobrar por jornadas de trabajo. - Por proyecto: éste se calcula fácilmente: coste + margen de ganancia x el tiempo de desarrollo, y luego puedes sumar un extra que dependerá de cada caso: la urgencia, el alcance del proyecto o los gastos asociados. Lo recomendable es nunca bajar el precio final del costo de tu trabajo, siempre suma una ganancia.
- Según el valor entregado y recibido: esta es la forma más difícil, porque la percepción del valor por parte del cliente es muy relativa y subjetiva; sin embargo, es muy importante tener en cuenta que mejorar la percepción de tu marca y servicios te permitirá que, con el tiempo, puedas ir subiendo tus precios progresivamente, conforme a tu reputación y experiencia.
Asegura el cobro. Esta es la parte de la que pocos hablan. Si bien establecer un precio justo es básico, saber cómo cobrar es fundamental; lo primero es cobrar un anticipo del 50% antes de comenzar el proyecto. Es recomendable que siempre sumes a tus presupuestos y contratos una cláusula de cancelación en donde definas si el pago es reembolsable o no y en qué porcentaje; así te proteges si es que el cliente decide cancelar el proyecto una vez agendado y comenzado.
También puedes sumar una cláusula de “no explotación” que indique la no entrega o utilización de archivos finales hasta liquidar el proyecto, siempre asegura el cobro antes de entregar el proyecto final.
No des descuentos. No te vendas como barato, elimina de tu publicidad o web referencias a “precios chicos”, “económicos”, etc; competir por precio y posicionarse como el más barato es la peor estrategia. La realidad es que los precios bajos espantan a los clientes buenos que buscan calidad sobre el precio; un servicio barato puede ser percibido como mediocre. Las estrategias de precios bajos atraerán a clientes infieles, que te sustituirán rápidamente por otro más barato, que no te de miedo decir que no a un cliente que te quiere pagar menos.
Podrías ofrecer descuentos de 5 o 10% a cambio de que el cliente realice el pago del servicio por adelantado, o por ejemplo, si es un nuevo servicio y lo pones a prueba con un par de clientes, bajo un precio especial al que realmente tendrá.
Valora tu experiencia y especializaciones. Este es el punto más importante, entiende que tus servicios no son una mercancía genérica que se paga a granel, son un activo muy valioso que aporta beneficios a corto, mediano y largo plazo, por lo cual el precio debe basarse en el valor y no en el costo.
Además de estos consejos, si estás empezando en el mundo del freelance te recomendamos el curso online de Laura López en Crehana: Emprende como Freelancer y consigue tus primeros clientes, para que puedas crear tu marca personal y emprender un negocio exitoso.