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Balam Pakaal, un paraíso de cochinita pibil y lucha libre en Lindavista (Ticomán)

No todos los días una caminata accidental termina en una comilona memorable, pero a veces la vida (y el hambre) te llevan directo a donde debes estar.

Todo empezó una tarde de sábado. Salí del teatro en Coyoacán con la barriga vacía y un compromiso pendiente en Lindavista. Sin carro, opté por la ruta más práctica (aunque algo masoquista): la Línea 3 del Metro. Bajé en Indios Verdes, abrí el mapa con esperanza y vi que mi destino quedaba a poco más de un kilómetro. “Puedo caminar”, pensé con optimismo (spoiler: no fue la mejor idea, al menos no con hambre).

Sobre Ticomán caminé como náufrago en busca de tierra firme, pero ningún local me convencía… hasta que me golpeó un olor especiado, glorioso, irresistible: ¡cochinita pibil! Sin pensarlo, seguí mi nariz y llegué a un sitio de fachada modesta pero con alma de luchador: Balam Pakaal.

El local tenía unas cuantas mesas, una barra con la cochinita en plena exhibición, una cocina sencilla y decoración de dioses prehispánicos al estilo lucha libre, cortesía del artista Ricardo Alonso “Peltre”. Paredes llenas de color, refrigeradores al fondo, y mucha vibra. Nada pretencioso, pero con mucha personalidad.

Un menú directo al grano (y al antojo)

Aquí no te marean con páginas y páginas de platillos. La estrella es la cochinita pibil, y se presenta en tacos, tacos especiales (ya te explico), panuchos, volcanes, tortas y unas misteriosas “enchiladas blancas“. También hay paquetes con bebida y marquesita incluida, porque la vida es mejor con postre.

Yo, curioso como siempre, pregunté qué eran esas enchiladas blancas y los tacos especiales. Me decidí por un combo con tres tacos especiales y, por puro antojo, un panucho extra. A los minutos llegaron las clásicas guarniciones yucatecas: cebolla morada encurtida, salsa de habanero, otra versión con queso crema y habanero, y una agua de tamarindo que te abraza por dentro.

Los tacos especiales eran de cochinita con queso en tortilla de harina (sí, tipo gringa, pero mejor). Estaban jugosos, con buen sabor y combinaban de lujo con la salsita de queso y habanero, aunque debo admitir que esperaba más fuego. El panucho llegó bien servido y cumplidor, y la marquesita de Nutella con queso fue un final dulce y grasosito, como debe ser.

¿Y qué tal estuvo la comida?

Lo mejor: comí como rey por menos de $250 pesos (creo que pagué $205). Salí rodando y feliz, con la promesa interna de volver por esas famosas enchiladas blancas cubiertas de salsa cremosa de habanero.

Balam Pakaal: para cuando el antojo yucateco te ataque al norte

Este no es un restaurante “instagrameable” con platitos diminutos ni nada por el estilo. Es un lugar directo, sabroso y con onda. Si algún día te encuentras en la zona de Lindavista, con hambre voraz y ganas de algo que sepa a Yucatán sin vaciar la cartera, Balam Pakaal es tu lugar. Eso sí, prepárate para salir con el botón del pantalón desabrochado… pero feliz.

¿De a cómo, de a cuánto?
Dirección Lindavista Norte: Neiva #1010, Colonia Lindavista Norte (la entrada está en la lateral se Sierravista), Ciudad de México, CDMX
Dirección IPN: Av. Politécnico Nacional #2085 (en el estacionamiento de Servi SNTE), Colonia Lindavista, Ciudad de México, CDMX
Horario: Lunes a domingo de 10:00 a 17:30 hrs.
Costo por persona: Menos de $200 pesos
Instagram: instagram.com/balam_pakaal
Facebook: facebook.com/balambalam86

Rodrigo Delgado

Yogui (RTY200). Me dedico a recorrer la #CDMX, buscando los mejores lugares para comer. La comida la bajo con Yoga... #SoyGordo #Yoga

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