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Café Kelebek, un rinconcito turco que te espera en Tlatelolco

¿Quién diría que el Metrobús, además de llevarte a todos lados, también te puede guiar directo a un pedacito de Turquía? Pues sí, así fue como me topé con Café Kelebek, ese lugarcito encantador que se asoma discretamente justo al lado del famoso puente rojo de Tlatelolco. ¿Un café turco a la vuelta de la esquina? ¡Imposible no detenerse!

Un descubrimiento con acento otomano

La historia comienza con una vista rápida desde la ventana del Metrobús: una pequeña bandera turca pintada con orgullo y el nombre “Café Kelebek” en letras que pedían a gritos una visita. Así que, un día con agenda libre, me bajé en la estación Tlatelolco, caminé por la avenida Guerrero rumbo al sur, crucé el puente rojo como todo un explorador urbano… ¡y voilà! Ahí estaba, modesto pero con toda la actitud.

Sencillo pero con sazón internacional

La primera impresión: chiquito pero encantador. Unas cuantas mesas, una barra bien surtida, música turca de fondo que no compite con tu voz, y hasta un rinconcito de bisutería turca que bien podría distraerte más de la cuenta (sí, caí en la tentación de comprar algo, no lo voy a negar).

El menú es directo y sin rodeos. Hay Café Turco (obvio), té en distintas versiones, capuccinos y americanos para los menos aventureros, y un menú de desayunos con nombres que suenan a canción exótica: Türk Kahvaltisi, Adana Yumurtalari, Özel… puro encanto otomano. Si te animas, hay también platillos salados que parecen traídos directo del Bósforo: Dürum, Köfte, Pide, Manti, Lahmacun… pura poesía para el paladar.

Café con historia y dulces con actitud

Me decidí por el clásico: un buen Café Turco, preparado como manda la tradición, en una jarrita de cobre (cezve) que se calienta lentamente en arena. Sí, arena caliente. No es un show, es técnica ancestral. El resultado: un café potente, aromático y con toda la personalidad.

Lo sirvieron junto con un vasito de agua (porque cortesía es cortesía) y un Lokum, ese dulce turco gelatinoso que parece inocente pero conquista. ¿La combinación? De campeonato. Amargo y dulce, intensidad y ternura, como una buena serie de drama histórico.

¿Postre? Pues ya se habían acabado los más típicos (al parecer fui en hora pico de antojos), pero me ofrecieron un flan de café que honestamente estaba para llorar de felicidad. Cremoso, justo en dulzor y con ese saborcito a caramelo que te hace suspirar.

¿Vale la pena? Spoiler: sí

Café Kelebek no presume de diseño escandinavo ni tiene sillas de diseñador. Pero tiene alma, y eso no lo venden en ninguna tienda. Es un sitio donde se respira tranquilidad, ideal para leer, platicar, o simplemente ver pasar la vida con una taza entre las manos.

En resumen: si quieres viajar a Turquía sin pasaporte, Café Kelebek en Tlatelolco es tu pasaje exprés. Prometo volver y probar todo lo que me faltó… por ciencia, claro.

¿De a cómo y de a cuánto?
Dirección: Guerrero #325, Tlatelolco, Ciudad de México, CDMX
Horario: Lunes a domingo de 9:30 a 20:00 hrs.
Costo por persona: Menos de $200 pesos
Facebook: facebook.com/profile.php?id=100087763647519
Instagram: instagram.com/cafe_kelebek


Rodrigo Delgado

Yogui (RTY200). Me dedico a recorrer la #CDMX, buscando los mejores lugares para comer. La comida la bajo con Yoga... #SoyGordo #Yoga

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